Rev. Rubén Concepción: Esta visión de la Obra es sólida, y no tan sólo es una visión, sino también una misión. No siempre se puede mirar los campos, tenemos que tener una misión, porque no es sólo el ver, sino el hacer.
Cada organización tiene una misión, tiene una visión, un propósito y unos objetivos, ninguna organización trabaja desorganizadamente, tampoco puede estar improvisando. La Obra tiene una visión, pero uno no puede ampliar la visión de la Obra; por eso está la visión de la Obra y está la visión del visionario. La Obra no va a ampliar la visión, es el visionario que ha recibido la visión, él es el que va a ampliar su visión para poder observar y tener una perspectiva más clara.
Esta visión de la Obra es sólida, y no tan sólo es una visión, sino también una misión. No siempre se puede mirar los campos, tenemos que tener una misión, porque no es sólo el ver, sino el hacer. La misión trae sacrificio, la misión conlleva compromiso, la misión demanda una entrega total. Hay una misión que realizar, hay una labor que hacer, por tanto una misión tiene que tener una comisión. Pero alguien comisiona, ¿quién es el que comisiona? ¿El supervisor o el presidente? ¡No! El que comisiona es el Señor. Tengo visión, tengo misión, tengo una comisión, por lo tanto, necesito un eslabón para poder moverme hacia el propósito de Dios, y eso se llama el método. Debemos tener un método para poder alcanzar el objetivo.
Dios nos ha llamado no para ser seguidores, sino para ser líderes, porque el líder ve hacia el futuro, el líder mira a la distancia, el líder puede levantar la mirada ahí donde está el desafío, el líder es el que sueña. El verdadero líder está mirando el próximo año, la próxima década y hasta la próxima generación. La visión de esta Obra no se entierra con los líderes, murió el Rev. Ortiz, pero la visión no murió, la visión continúa.
Así que uno tiene que dejar de ser un seguidor y convertirse en líder, y como líder ver hacia el futuro, para ser líder no necesitamos que nos nombren, un líder es aquel que tiene capacidad de poder llevar a cabo los proyectos de Dios, lo nombre la gente, le den un título o no, es un hombre y una mujer que no está detrás de los puestos, sino que está en la disposición de servir al Señor.
Observamos lo siguiente: 1) Una visión debe empezar con las prioridades de Dios, 2) la visión debe conectarse con la identidad del líder, 3) la visión tiene que incluir a otros, 4) la visión tiene que ser más grande que el líder, 5) la visión de Dios tiene que conectarse con las convicciones más profundas que tiene el líder, 6) la visión tiene que ser tangible y fácil de comunicarse, y 7) la visión tiene un valor eterno.
La Biblia dice que Jesús vio los campos blancos listos para la siega y dijo: “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores” (Juan 4:38); alguien sembró con lágrimas, alguien sembró con sacrificio, hermanos los campos están listos, las naciones están dispuestas, porque hubo uno que sembró con sacrificio y lo dejó listo para la siega, listo para la cosecha.
Ese es el criterio de una visión dada por Dios, no es la visión de lo hombres. Tenemos que decirle al Señor amplia mi visión para entender la visión de esta Obra. La Visión que Dios le ha dado a esta Obra no es la visión de un hombre, sino la visión de Dios. Al visionario que Dios le amplíe la visión.